Hoy la Palabra de Dios nos invita a reconocer en qué consiste el verdadero amor. El amor verdadero en palabras del mismo Jesús consiste en estar dispuesto inclusive a «dar la vida» por los demás. El amor a Dios siempre va de la mano del amor al prójimo. No se trata de dos tipos de amor diferentes. Se trata del mismo amor que se hace evidente en diferentes dimensiones.
En la primera lectura, san Pedro proclama que la salvación es para todos. El Espíritu Santo vino sobre todos los oyentes: judíos y paganos, y, por tanto, confirma que Dios no hace distinción de personas. la Iglesia abrió sus puertas a personas de toda raza, cultura y condición.
En este texto de la primera carta de Juan, se nos aclara de dónde viene el verdadero amor. En el amor es siempre Dios el que toma la iniciativa. Dios nos manifestó su amor, ante todo al enviarnos a su Hijo; es este un acto concreto y supremo. El Evangelio de este domingo nos deja, al menos tres lecciones concretas de Jesús con respecto al amor verdadero:
– El que ama se esfuerza por permanecer en el amor: «Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor». El amor a Dios se manifiesta de una manera concreta. Esto es, cumpliendo sus mandamientos. La persona que dice «amar a Dios» debe manifestarlo de una manera muy concreta «cumpliendo sus mandamientos». «Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando».
– Amar a Dios en el hermano: «Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado». El Señor nos deja un nuevo mandamiento. Y, ¿Cuál es la novedad?, el cómo hay que amar. El mismo Señor se pone como modelo del verdadero amor. «Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos». El amor verdadero llega hasta el sacrificio: «dar la vida» por el otro.
– El verdadero amor genera amistad: «Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a ustedes los llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre se lo he dado a conocer». La confianza que genera la cercanía con el Maestro hace que se dé ese paso. El fruto de la cercanía es «la amistad». Los amigos verdaderos «se conocen» y el conocimiento produce como fruto «el amor».
P. Marco Antonio Acosta