El propósito de vida que nos plantea la Iglesia, a la luz del Evangelio, es que todos lleguemos a ser Santos desde nuestras realidades particulares, teniendo como referencia la vida de los Santos ecuatorianos y a otros de la Iglesia universal que son propuestos como jóvenes que vivieron este compromiso de ser auténticos discípulos de Cristo. El Papa Francisco, en la exhortación Christus Vivit invita a los jóvenes a experimentar que DIOS ES UN PADRE QUE LES AMA y a ser testigos de ello...

El compromiso pastoral de los jóvenes se centra en tener una amistad sincera y leal con Jesús de Nazaret, que llamó a un grupo para que estuvieran con él y luego enviarlos a predicar, esta predicación tiene que ir acompañada con compromisos serios y responsables... Las parroquias deben brindar espacios para que los jóvenes sean protagonistas y corresponsables en la ejecución de estas actividades. Muchos jóvenes hacen un discernimiento vocacional: futuro profesional, familia o una vocación específica (sacerdocio, religioso o laico consagrado). 

La vocación es un llamado de parte de Dios a poner nuestro carisma al servicio de los necesitados.

Mons. Bolívar Piedra

MENSAJE DEL PASTOR

Niño Viajero, Niño Misionero

La Navidad cuencana tiene a un pequeño protagonista, que se convierte en el centro de todas las miradas y homenajes; no existe Navidad sin Jesús, llamado por nuestro pueblo católico Niño Viajero. En esta ocasión, debido a la emergencia sanitaria mundial, no podremos vivir esta bella experiencia de la forma acostumbrada, hay normas de bioseguridad y distanciamiento que debemos cumplir, la pandemia de COVID 19 sigue presente y la prudencia nos lleva a cuidarnos y a cuidar la salud de los demás. 

En estos difíciles momentos, Jesús no abandona a su pueblo, está junto a los que sufren, camina con el hermano pobre y desamparado, no es indiferente ante los que buscan el pan de cada día y el Pan de la Eucaristía. Debemos ser creativos y vivir nuestra Navidad en el seno familiar, también buscando a Jesús en el rostro de los niños, ancianos y familias que viven en la calle. Esta es la misión del Niño Jesús: viajar para encontrarse con nosotros y decirnos que Dios nos ama y quiere que nos amemos como hermanos. 

Llegará este año a bendecir nuestras familias, no en grandes carrozas sino en el humilde regazo de María, porque su corazón es el mejor altar. Llegará en brazos de José para recordarnos que en el hogar los hijos necesitan siempre la presencia de un padre amoroso, trabajador y cercano. Llegará a nuestra ciudad, que celebra su Bicentenario de Independencia, para enseñarnos que la verdadera libertad la conquistan todos los días los que luchan por vencer la esclavitud del pecado y trabajan para dar sin medida, para perdonar y vivir la cultura de la fraternidad. 

La misión de Jesús es también la nuestra, por eso comenzamos a celebrar la Navidad cuencana con la Eucaristía de bendición de las familias y los alimentos. La familia, pequeña comunidad de fe, es el espacio propicio para la comunión, el diálogo y la ayuda mutua.

Mons. Marcos Pérez 

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