En el Sínodo de los jóvenes (2018), se vislumbra la etapa de la juventud como estimulante, formativa y llena de desafíos; tomando a Jesús siempre joven como modelo a seguir por su respeto a las tradiciones, familia, empatía con el prójimo, cercanía con los adultos mayores y su amor y entrega a Dios.
El Papa Francisco hace el llamado a los jóvenes a ser el ahora de Dios, convirtiéndonos en una Iglesia misionera en salida. Los jóvenes se enfrentan a varios factores determinantes: política, cultura, medios de comunicación, internet, redes sociales, crisis familiares, educación, pobreza, desempleo, migración, sexualidad, enfermedades de transmisión sexual, prostitución, violencia, adicciones y crisis ecológica, entre otros.
Todos estos aspectos hacen que el joven se plantee muchos interrogantes de cómo afrontar estos dilemas. Es en estas circunstancias que la Iglesia tiene la misión de acompañarlos, atendiendo sus propuestas, a fin de que luchen por sus ideales.
Mons. Bolívar Piedra
MENSAJE DEL PASTOR
PASTORAL SOCIAL: “ACOGER, PROTEGER, PROMOVER E INTEGRAR”
Teniendo presente los trágicos acontecimientos que caracterizan el presente año, debido a la pandemia del COVID-19, la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado 2020 nos llamó a reflexionar sobre la situación de los desplazados y refugiados, “marcada por el miedo, la incertidumbre, las incomodidades. En nuestros días, millones de familias pueden reconocerse en esta triste realidad.
La televisión y los periódicos dan noticias de refugiados que huyen del hambre, de la guerra, de otros peligros graves, en busca de seguridad y de una vida digna para sí mismos y para sus familias” (Papa Francisco, Ángelus, 29 diciembre 2013). En su mensaje nos dice el Papa que estamos llamados a reconocer en sus rostros el rostro de Cristo, hambriento, sediento, desnudo, enfermo, forastero y encarcelado, que nos interpela. Si lo reconocemos, le agradeceremos el haberlo conocido, amado y servido.
Los desplazados internos nos ofrecen esta oportunidad de encuentro con el Señor. Se trata de un reto pastoral al que estamos llamados a responder con los cuatro verbos que nos señaló en el Mensaje para esta misma Jornada en 2018: “acoger, proteger, promover e integrar”. La pandemia nos ha recordado que todos estamos en el mismo barco. Darnos cuenta que tenemos las mismas preocupaciones y temores comunes, nos ha demostrado que nadie se salva solo. Para crecer realmente, debemos compartir lo que tenemos, sobre todo la riqueza de nuestra fe, manifestada en obras.
Mons. Marcos Pérez