Sinodalidad: Caminar juntos mediante el diálogo y la escucha atenta a la voz del Espíritu, reflejada en la comunión y aceptación de las diferencias de los actores.
Ecología: Cuidar la casa común propiciando las 10 “R´s” (reflexionar, rechazar, reducir, reutilizar, reciclar, reparar, redistribuir la riqueza, reclamar por tus derechos, recompensar, renovarse) (PPA, pág. 63), y realizando campañas de reforestación en varios sectores de la arquidiócesis, escuchando el clamor de la tierra y de los pobres.
Solidaridad: Ser una Iglesia Joven-Samaritana, que responde a la difícil realidad de las periferias geográficas, humanas y socioeconómicas como consecuencia del Covid-1 9.
Cultura: Propiciar en los jóvenes el sentido de pertenencia y arraigo de las buenas costumbres y tradiciones, que están presentes en la arquidiócesis.
Medios de comunicación (TIC´s): Mantener la coordinación y vinculación con los canales oficiales de la Arquidiócesis de Cuenca, especialmente con la Secretaría de Comunicación y las redes sociales que hoy tienen gran impacto y pertenecen a este continente digital.
Mons. Bolívar Piedra
MENSAJE DEL PASTOR
ORACIÓN Y SERVICIO: NUESTRAS ARMAS VENCEDORAS
El Papa Francisco nos ha mostrado hasta qué punto la oración es fundamental para redirigir nuestra mirada a la esperanza, sobre todo cuando ésta se hace débil y lucha por sobrevivir. “Cuántas personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos. La oración y el servicio silencioso son nuestras armas vencedoras” (Mensaje urbi et orbi, pascua 2020). Mientras guiaba el mundo en la Adoración del 27 de marzo, el Santo Padre enseñó que orar significa:
- Escuchar, dejar que lo que estamos viviendo nos preocupe, afrontar el viento y el silencio, la oscuridad y la lluvia, permitir que las sirenas de las ambulancias nos turben;
- reconocer que no somos autosuficientes y, por tanto, encomendarnos a Dios;
- contemplar el Cuerpo del Señor para ser permeados por su modo de obrar, dialogar con Él para acoger, acompañar y sostener, como Él hizo;
- aprender de Jesús a tomar la cruz y abrazar junto a Él los sufrimientos de muchos;
- imitarlo en nuestra fragilidad para que, a través de nuestra debilidad, la salvación entre en el mundo;
- y mirar a María, “Salud de su Pueblo y Estrella del mar tempestuoso”, y pedirle que nos enseñe a decir “sí” cada día y a ser disponibles concreta y generosamente.
La oración se convierte en la vía para descubrir cómo ser discípulos y misioneros hoy, encarnando en una amplia variedad de circunstancias el amor incondicional por todo ser humano y por todas las criaturas.
Mons. Marcos Pérez