En la Arquidiócesis de Cuenca nos aprestamos a vivir la MISIÓN JÓVENES Y VOCACIONES, durante el período 2020-2022, propuesta por el Plan de Pastoral Arquidiocesano. A lo largo del mes de octubre de 2018 se desarrolló en Roma la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que en esa ocasión trató sobre el tema: Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional.
Fue una experiencia sinodal en la que sus participantes tuvieron la oportunidad de caminar juntos y realizar un lúcido ejercicio de discernimiento eclesial, con el deseo de encontrar nuevos caminos transitables que nos permitiesen anunciar el Evangelio, con los jóvenes, a los jóvenes de hoy y a toda la sociedad.
El Papa Francisco participó con mucha intensidad de aquellas jornadas sinodales, haciendo un estimable ejercicio de escucha de las intervenciones que tuvieron los participantes en el Sínodo que provenían de diversos países del mundo donde la Iglesia está presente. Las conclusiones a las que ha llegado el Papa, fruto de sus reflexiones y de las aportaciones hechas por los padres sinodales en el Documento Final, han dado lugar a la exhortación apostólica postsinodal CHISTUS VIVIT (ChV), este documento, entre otros, será la guía de reflexión para este itinerario pastoral.
Mons. Bolívar Piedra
MENSAJE DEL PASTOR
NO PERDAMOS LA ESPERANZA, EL SEÑOR ESTÁ CON NOSOTROS
La pandemia ha puesto de relieve nuestras debilidades y la necesidad de cuidarnos entre todos, empezando por los que están más afectados. También se ha notado el compromiso de tantas personas que están demostrando el verdadero amor hacia el prójimo, con obras de misericordia. Como discípulos de Jesús no queremos ser indiferentes ni individualistas.
Nos recuerda el Papa Francisco que “mientras trabajamos por la cura de un virus que golpea a todos indistintamente, la fe nos exhorta a comprometernos seria y activamente para contrarrestar la indiferencia delante de las violaciones de la dignidad humana; la fe siempre exige que nos dejemos sanar y convertir de nuestro individualismo, tanto personal como colectivo”. En medio de esta crisis no perdamos la esperanza, Dios no abandona a sus hijos, confiemos en Él.
No tengamos miedo a los escenarios complejos que hoy vivimos, porque en medio de nosotros está el Señor para tomarnos de la mano. En medio de la tormenta escuchemos la voz de Cristo resucitado que nos dice: “Tengan fe”. “Les doy mi paz”. “Yo he vencido al mundo”. Hoy, más que nunca, debemos acudir a la oración y poner en las manos del Señor nuestra vida, la Iglesia, nuestras familias y el mundo entero.
En la lectura orante de la Palabra de Dios y en la celebración de la Eucaristía, dejemos que nos sorprenda el amor silencioso y eficaz del Buen Pastor, el amor que nos impulsa a no ignorar la dura y difícil realidad de nuestro pueblo.
Mons. Marcos Pérez