La corrupción, robos, traiciones, inconsecuencias, ambiciones y más truculentas acciones observadas a lo largo de la historia se han acentuado en los últimos 13 años, y para los próximos meses y años se proyecta una etapa aún más desastrosa.
La población la califica como el problema número uno del país. A los mafiosos no les importa nada; se aprovechan de las tragedias. La pandemia deja hasta ahora en el mundo a 7.8 millones de contagiados y 450 mil fallecidos. En el Ecuador se acercan a 50 mil contagiado y pasarán de 5 mil los fallecidos. Las pérdidas superan los $22 mil millones en la artesanía, pequeñas, medianas y grandes empresas; en áreas de salud, industria, comercio, servicios, turismo y construcción.
Repugnan los robos que se descubren a diario, no cometidos en los últimos meses sino desde años atrás con conexiones y secuaces en los municipios, prefecturas y otras instituciones públicas. Este año el déficit presupuestario puede superar los $9.100 millones y se requerirán $21.2 mil millones para solventar al país; la producción nacional bruta caería a 9%. En el campo privado, el 61% dice haber perdido su empleo y el 82% afirma haber aumentado sus deudas.
Se vienen elecciones claves para el país, pero el 75% de electores desconfía del proceso. Los partidos, movimientos y quienes los dirigen tienen en sus manos las elecciones. Los amos políticos aseguran conocer la realidad nacional y cómo aplicar el cambio para solucionar el desempleo, la inseguridad y “exterminar la corrupción”.
Dicen contar con líderes y estadistas de lujo. ¡¡¡Qué farsa!!! El 84% de ecuatorianos está pesimista, preocupado, incierto, molesto; ve que su situación se desmorona y que el país caerá en una crisis jamás vista en el pasado. La población exige frenar la corrupción, el robo, la traición, la audacia y la mentira; que acabe de una vez por todas el arroz verde, moreno o del color que sea. Quieren sobrevivir con honradez. Es una reflexión para actuar en función de país.
Mons. Bolívar Piedra
MENSAJE DEL PASTOR
EL NUEVO DIRECTORIO PARA LA CATEQUESIS
Catequizar es educar en la fe para vivir como buenos cristianos. Una Iglesia que no catequiza no tiene futuro. Hay que proclamar la verdad para que, especialmente los niños y jóvenes, descubran que Jesús los llama a amar a Dios, a ser felices y a servir a sus hermanos.
Como ayuda y apoyo a la renovación de la catequesis en el proceso de evangelización que la Iglesia no se ha cansado de llevar a cabo desde hace dos mil años, el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización presentó, el 25 de junio de 2020, un nuevo Directorio para la Catequesis.
El documento nos recuerda que una buena catequesis nos debe llevar a descubrir que “la fe es realmente el encuentro con una persona antes de ser una propuesta moral, y que el cristianismo no es una religión del pasado, sino un acontecimiento del presente”. En la catequesis actual no podemos descuidar la oración, la buena doctrina, el testimonio de vida, la familia, el uso de los medios digitales y la atención a las cuestiones relacionadas con la vida eclesial, social y ecológica.
La catequesis debe adecuar su enseñanza al contexto social en el que viven los catequizandos, no puede quedarse solo en formas puramente exteriores de culto y en bellos enunciados, sino que ha de abrirse a las grandes cuestiones morales y sociales de nuestro tiempo. Una característica fundamental de la catequesis es la misericordia.
El Padre misericordioso sale al encuentro del pecador, no considerado más como un excluido sino como un invitado privilegiado al banquete de la salvación que consiste en el perdón de los pecados. Al experimentar el amor del Padre nos sentimos movidos a acoger al hermano, a perdonar evitando resentimientos y divisiones. Esta vivencia es fruto de una verdadera catequesis, del encuentro personal con Jesucristo.
Mons. Marcos Pérez