Han pasado cinco años de la publicación de “LAUDATO SI’’ y las circunstancias, dramáticas que estamos viviendo, han dado la razón al Papa Francisco, en lo que a la importancia de la preocupación ecológica se refiere. El 24 de mayo se cumplieron cinco años de la publicación de la Encíclica, constituyéndose en uno de los escritos proféticos más importantes de la enseñanza social de la Iglesia en estos últimos tiempos. 

Entre las iniciativas por este aniversario, el Movimiento Católico Mundial por el Clima organizó distintos encuentros interactivos mundiales desde el 16 hasta el 24 de mayo. El domingo 24 de mayo después del rezo del “Reina del Cielo” el Papa Francisco proclamó un año especial de LAUDATO SI, que dio inicio el 24 de mayo del 2020 y concluirá el 24 de mayo 2021. El Papa invitó a todas las personas de buena voluntad a unirse, para cuidar de nuestra casa común y de nuestros hermanos y hermanas más frágiles. Será un gran jubileo de la Tierra.

Mons. Bolívar Piedra

VOZ DEL PASTOR
IMPORTANCIA DE LA ORACIÓN

Al iniciar la reapertura de nuestros templos con momentos para la plegaria personal ante Jesús sacramentado, pensemos en la importancia fundamental de la oración en la vida del sacerdote y de todo cristiano. 

Sin oración no hay vocación ni misión, todo se convierte en mera acción sin sentido, se buscan honores y recompensas humanas, no la gloria de Dios y el servicio a los hermanos. Cuando las personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos. La oración y el servicio silencioso son nuestras armas vencedoras. Mientras guiaba el mundo en la adoración del 27 de marzo, el Santo Padre Francisco nos enseñó que orar significa: 
  • Escuchar, dejar que lo que estamos viviendo nos preocupe, afrontar el viento y el silencio, la oscuridad y la lluvia, permitir que las sirenas de las ambulancias nos turben.
  • Reconocer que no somos autosuficientes y, por tanto, encomendarnos a Dios.
  • Contemplar el Cuerpo del Señor para ser permeados por su modo de obrar, dialogar con Él para acoger, acompañar y sostener, como Él hizo.
  • Aprender de Jesús a tomar la cruz y abrazar junto a Él los sufrimientos de muchos.
  • Imitarlo en nuestra fragilidad para que, a través de nuestra debilidad, la salvación entre en el mundo. Mirar a María, “Salud de su Pueblo y Estrella del mar tempestuoso”, y pedirle que nos enseñe a decir “sí” cada día y a ser disponibles concreta y generosamente
Mons. Marcos Pérez

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