La Iglesia es también la voz más universal en estos días. Ni los grandes líderes mundiales consiguen llegar a tantos como lo hace la Iglesia, en la persona del Papa Francisco. Después de las impresionantes imágenes de la bendición Urbi et Orbi, una chica italiana escribía en Twitter: «doy gracias al Papa, como no creyente, porque sé que hoy también ha rezado por mí». Verlo así ha sido potente e importante en este momento.
Nadie está alcanzado a hablar más alto, más claro y más de cerca desde que empezó esta crisis. Un lenguaje que muchas veces es austero en palabras y rica en símbolos; como la plaza San Pedro en estos días: tan vacía y, sin embargo, más llena que nunca y donde tantos nos hemos encontrando.
Mons. Bolívar Piedra
LA VOZ DEL PASTOR
OREMOS POR LAS VOCACIONES
San Juan Pablo II nos regaló una bella oración para pedir por las vocaciones, en ella nos recuerda que todos somos llamados por Dios a vivir nuestra vida cristiana a plenitud: “Padre de la mies, manda a tu Iglesia santos sacerdotes que colaboren con los obispos a la santificación de los hombres.
Manda diáconos que en comunión con los obispos y presbíteros anuncien tu Palabra de vida. Llama a servirte en la vida religiosa a muchas almas generosas que ofrezcan su vida al servicio del Evangelio y lo hagan creíble con una vida santa. Despierta en los laicos su empeño de vida por contribuir a la obra de la evangelización en medio del mundo, especialmente en la familia.
Acrecienta el número de misioneros, para que todos los hombres te conozcan y te amen”. Así nos recuerda el santo polaco que cuando hablamos de vocación no nos referimos solamente a la vida sacerdotal y religiosa, debemos pensar también en la vocación laical: los llamados a la vida matrimonial, los solteros, viudos, profesionales, campesinos, amas de casa, jóvenes y adultos, que en medio del mundo dan testimonio de su fe cristiana con alegría, generosidad y honestidad. Dios llama a todos, para Él no hay privilegios, la santidad es vocación universal.
Mons. Marcos Pérez