«Bendito el que viene en el nombre del Señor».

En este domingo especial, en la liturgia de nuestra Iglesia, con el cual damos inicio a la celebración de la Semana Santa, la Palabra de Dios ilumina esta celebración. En la primera lectura el profeta Isaías pone de manifiesto el rol o tarea que debe cumplir el servidor de Dios, sin duda, en bien de su pueblo, destacando acciones concretas como el tener que escuchar a Yahvé para poder hablar a su pueblo como discípulo; este hablar en nombre de Dios, le traerá muchos ultrajes que los soportará sin sentirse ofendido, porque es consciente de que Dios está con él.

Luego, en un himno que parece una profesión de fe, Pablo propone el ejemplo de Cristo, que siendo Dios se hizo hombre, siendo rico se hizo pobre, siendo el primero se hizo el último, siendo señor se hizo servidor, con la finalidad de identificarse con los más humildes, los afligidos y los menospreciados, actitud que, según el apóstol, debe ser la de los discípulos. 

El texto del Evangelio de hoy, que comienza con el relato de la última Cena del Señor con sus discípulos y concluye con la muerte de Jesús en la cruz, compendia la Pasión de Cristo y constituye el núcleo central de nuestra fe. Cuando el mensaje de gracia que anuncia, haciendo la generosa oferta del Reino y del perdón sin condiciones, no es acogido por Israel, Jesús se da cuenta del fracaso de este ofrecimiento e identifica su misión con la del siervo de Dios: tomar sobre sí la desgracia que se cernía sobre Israel para que muchos lograran llegar a la salvación. En ese momento se inaugura la perspectiva de la cruz.

El misterio de la cruz asumido por Jesús ha de estar en el centro del ministerio apostólico y del anuncio del Evangelio que debe realizar la Iglesia para conducir a la fe. Él es el servidor de Dios con el fin de procurar la salvación del mundo. 

Esta motivación profunda nos lleva a centrarnos en estos momentos en el ambiente sinodal que vive nuestra Iglesia, caminando juntos, mediante la participación de todos, en procura de la conversión personal y pastoral, al asumir la misión de continuar anunciando el Evangelio del Señor para salvación de todos. 

+ Ángel Sánchez Loaiza Obispo de Machala 

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